No es novedad escuchar este “término” de conexión cerebro-intestino. En Abitü, queremos ponerte al día y explicar un poco más de lo que esta conexión implica. El primer punto a resaltar es que quede claro que la conexión cerebral con el intestino o el sistema digestivo, en realidad es bidireccional. ¿Y qué quiere decir esto? En un sencillo ejemplo te lo explicamos; así como la ansiedad, la depresión y el estrés llevan al malestar estomacal, los problemas a nivel digestivo impactan directamente el bienestar mental.
Nuestro cerebro e intestino se encuentran en constante comunicación mediante la liberación y secreción de hormonas, así como por un sistema de cableado que manda señales, llamados, nervios.
Se ha demostrado, que hay personas que tienen una mayor sensibilidad a las emociones, principalmente al estrés. Esto explica el por qué hay personas que tras ingerir cualquier alimento, o al movimiento de gases por el intestino, pueden presentar dolor intestinal intenso, cuando para otras personas esto no es perceptible. Se estima que un 35 a un 70% de los adultos presentarán en algún momento de su vida síntomas gastrointestinales. Y que las mujeres se encuentran en mayor riesgo que los hombres. He aquí la relevancia de este tema.
¿Entonces qué puedo hacer al respecto si me encuentro dentro de este grupo que experimenta esta mayor sensibilidad emocional a nivel digestivo? Cada día hay más evidencia del beneficio de la atención plena y técnicas de relajación, y de la terapia cognitivo-conductual como parte de un manejo multidisciplinario para condiciones como malestar digestivo sin causa aparente. Ya que el mismo estrés responde ante los síntomas, crea un ciclo vicioso agravando esta respuesta de nuestro cuerpo.
Te invitamos a que incorpores en tu día a día, estrategias que disminuyan el estrés constante en el cual vivimos sin siquiera darnos cuenta. Intenta meditaciones guiadas (la aplicación Calm es muy buena), trata de escribir tus preocupaciones y estados de ánimo en un cuaderno, o practica respiración profunda por 3-5 minutos para liberar estrés. Recuerda que el estrés necesita una válvula de escape y se la tenemos que proporcionar para evitar problemas a largo plazo.
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