Hemos escuchado mucho acerca de los beneficios que la meditación brinda. La práctica de meditación constante reduce el estrés, controla la ansiedad y mejora el sueño. Sin embargo, tenemos muchas dudas, y tal vez por esta razón no nos hemos animado a meditar. Nos acercamos a Isabel Keoseyan, maestra en meditación védica, para aprender un poco más sobre esta técnica y encontrar la meditación correcta para ti.
Mito 1: Es muy difícil meditar.
Si alguna vez intentaste meditar y sentiste que fue hago muy difícil, entonces probablemente no realizaste una meditación adecuada para ti. Existen muchísimas meditaciones y todas funcionan. Sin embargo, cada una funciona en base al propósito para el cual fue diseñada. Existen tres categorías: concentración (piensa en "mindfulness", contemplación (meditaciones guiadas) o de trascendencia (védicas, para llevarte a un lugar más allá de la mente). Por lo mismo, cuando nos cuesta trabajo méditar, puede que necesitemos experimentar con otra corriente que esté más alineada a nuestro estilo de vida.
Mito 2: No tengo tiempo.
Decir que estamos demasiado ocupados o demasiado estresados para meditar es como decir que tenemos demasiada hambre para comer. Cuando pensamos que no tenemos tiempo para meditar, en realidad no es que no tengamos tiempo de hacerlo, sino que la meditación no es una prioridad. Siempre tenemos tiempo para las cosas que queremos hacer, porque las hacemos una prioridad.
Muchas veces estamos en el celular viendo Instagram por más de 20 minutos y luego pensamos que no tuvimos tiempo para meditar. Existen muchas meditaciones que podemos practicar fácilmente y adaptar a nuestra vida. Hay meditaciones que podemos hacer en el tráfico, en la oficina, en el metro, o en donde sea que sea conveniente. Darnos unos minutos de meditación al día resultará en que rendiremos mucho mejor y tendremos hasta más tiempo .
Mito 3: No puedo meditar si hay ruido.
Esta noción existe porque muchas meditaciones tienen su origen de prácticas monásticas (del monasterio). Entonces creemos que tenemos que tener un entorno casi monástico con un cuarto especial, incienso, velas y total silencio para lograr una buena meditación. Claro, estas cosas ambientan el espacio, pero no son necesarias para una buena práctica. En realidad, puedes meditar en donde sea, porque ese lugar al que llegamos durante la meditación es un lugar que radica en nuestro ser interno y está a nuestra disposición siempre que queremos entrar en el.
Si nos molestan los ruidos externos es porque nos molestan cosas internas. Cuando vamos profundizando en nuestra mente durante la meditación vamos trascendiendo los sentidos hasta el punto en donde el ruido es algo muy lejano que no afecta en lo absoluto el estado interno al que llegamos.
Mito 4: No puedo poner mi mente en blanco.
La meta de la meditación no es poner la mente en blanco, la meta de la meditación es que disfrutemos más de la vida. No meditamos para ser súper buenos meditadores, meditamos para ser más felices, más amorosos, más pacientes, para saber manejar mejor el estrés, para disfrutar de las experiencias compartidas y simplemente para que disfrutemos cada instante presente de esta hermosa vida.
Poner la mente en blanco durante la meditación es algo que a veces puede llegar a suceder, pero eso no es la meta. No midamos los resultados de nuestra practica por cuantas veces hemos puesto la mente en blanco, midamos los resultados por como cada día nos sentimos mejor y más felices.
Mito 5: Si medito, mi actitud ante la vida será indiferente.
Existe el mito de que si aprendo a meditar me volveré como un monje y entonces no disfrutare de los placeres de la vida cotidiana. La idea de que al dejar de sentir emociones negativas (enojo, tristeza, ansiedad) se dejan de sentir las positivas (felicidad, empatía, amor) es completamente errónea.
La meditación no hace que dejes de sentir ciertas emociones, al contrario. Los meditadores son mucho más perceptivos a sus emociones, entonces todo lo sienten mucho más. Esto les permite disfrutar mucho más de la vida y del presente.
Un meditador naturalmente deja ir cualquier emoción que no sea relevante para su estado de felicidad, entonces las emociones negativas les resbalan con mayor facilidad. Sin embargo, si la situación en la que te tienes que enojar se presenta, entonces te vas a enojar. La única diferencia es que no te vas a quedar enojado por semanas . Un meditador siente las emociones, pero se recupera mucho más rápido y regresa en seguida a su estado de felicidad interna.
Esto tampoco significa que por estar feliz internamente vas a dejar de querer luchar por tus metas y sueños. Cuando estas feliz internamente tu lucha por tus metas se hace una lucha mucho más concreta y al mismo tiempo más placentera porque como ya estas feliz, disfrutas el camino y no únicamente el destino. Para finalizar, si hacemos la meditación una prioridad para practicarla, vamos a comenzar a notar muchos cambios. Nos vamos a sentir con más energía, haremos las cosas con mayor eficiencia, mayor calidad. Tendremos concentración y rendimiento y mayor felicidad.
Si tienes más dudas al respecto de la meditación, o si simplemente te quieres acercar un poco más al tema, puedes contactar a Isabel por medio del siguiente link: https://www.isabelkeoseyan.com/.
Happy meditating!
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